El caleidoscopio es un juguete óptico inventado por David Brewster en 1816 que, rápidamente, se hizo muy popular por toda Europa. Consiste en un tubo en cuyo interior se colocan unos trozos de vidrio de distintos colores que, al reflejarse en tres espejos planos, pueden llegar a formar infinitas combinaciones de dibujos a medida que lo vamos girando. La belleza, el colorido y la variedad de imágenes han inspirado a artistas y decoradores en sus creaciones.
Este caleidoscopio es una reproducción del original que data de 1874. Fue encontrado en una tienda de antigüedades de Praga. Su especial visor hace que se aprecien perfectamente las infinitas combinaciones que sus cristales de colores le permiten. Está fabricado en latón y forrado en piel, lo que le proporciona un toque elegante y distinguido.
Se acompaña de un breve folleto con la historia del caleidoscopio y va presentado en un bonito tubo negro con detalles «Art decó». También es posible obtener imágenes a través de él con una sencilla cámara digital compacta.
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