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El caleidoscopio es un juguete óptico inventado por David Brewster en 1816 que, rápidamente, se hizo muy popular por toda Europa. Consiste en un tubo en cuyo interior se colocan unos trozos de vidrio de distintos colores que, al reflejarse en tres espejos planos, pueden llegar a formar infinitas combinaciones de dibujos a medida que lo vamos girando. La belleza, el colorido y la variedad de imágenes han inspirado a artistas y decoradores en sus creaciones.